Como mediador entre comprador y vendedor, mi misión no es inflar precios ni tirarlos por el suelo. Es encontrar el valor real que permita que ambas partes se sientan cómodas. Una valoración estratégica bien hecha genera confianza, evita negociaciones desgastantes y acelera el proceso de venta.
Basado en datos reales, comparativas precisas y una lectura del mercado actual, realizo valoraciones que no benefician a uno sobre el otro, sino que construyen puentes de entendimiento. El precio debe ser atractivo para el comprador y justo para el vendedor. Solo así se consigue una negociación transparente y efectiva.
Esa es la diferencia de trabajar con un profesional que actúa como facilitador, no como representante de una sola parte. Porque vender bien no es poner un número alto, es poner la cifra correcta, la que lleva a un acuerdo beneficioso para todos.